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Las huellas del fútbol

Los pies son la superficie de contacto por definición del balompié. La genética y la propia idiosincracia del juego tienen sus consecuencias en los de los futbolistas. En un mundo tan profesionalizado, su cuidado se presenta como una asignatura más de cualquier servicio médico. En el Granada CF la imparte Francisco Arana, quien nos ayuda a descifrar con algunos ejemplos las huellas del fútbol.

Los efectos de las botas

El pie griego (Pie 1, segundo dedo más largo que el primero) crea problemas por el roce y la presión de la bota. En su momento se planteó la posibilidad de corregirlo, pero usando medio número más se consigue reducir sus consecuencias. La bota va deformando el pie y, de ahí, la aparición de juanetes (Hallux Valgus).

Los traumatismos

Los pequeños hematomas subungueales (Pie 2) debidos a microtraumatismos por la bota no tienen que ser consecuencia de la acción de un tercero necesariamente. Con frecuencia se producen por el propio movimiento del pie del futbolista dentro del calzado. En el segundo dedo se observa un heloma dorsal (callo), un engrosamiento de la piel fruto del roce continuado con la bota.

El traumatismo lo vemos más acusado en el Pie 5, con un hematoma subungueal en el dedo gordo que puede originarse por dos cosas: un traumatismo directo (un pisotón) o, como apuntábamos, por microtraumatismos en la bota (del propio contacto reiterado de la uña con la bota). Esta uña acabará por desprenderse. 

Buscando la sensibilidad con el balón

Algunos jugadores desean tener una mayor sensibilidad en el golpeo del balón y prefieren usar un número menos. Para reducir la incomodidad, aunque trabajan acostumbrados, suelen meter sus botas en agua caliente en pretemporada para ensancharlas. La estrechez del calzado también puede producir desviaciones, en este caso (Pie 3), del segundo y el tercer dedo en valgo. La uña del dedo gordo tiene un cambio de coloración que se produce por onicodistrofia, es decir, por una infección de la uña por hongos.

En algunas ocasiones (Pie 4) puede producir alguna desviación en valgo de la falange, como sucede en el segundo dedo en este ejemplo. 

Las alteraciones biomecánicas

Las marcas de guerra y ampollas por el roce con la bota (Pie 6) son también muy comunes. Este pequeño hematoma en la uña apenas causa problemas. Lo más llamativo es el juanete interfalángico. Se trata de una alteración biomecánica, es decir, por la propia forma de caminar y apoyar el pie que tiene el futbolista.

La atención de los pies de los jugadores requiere de cierta periodicidad con un doble objetivo: restañar 'heridas' y prevenir, mediante estudios, que algunas situaciones puedan ir a peor. De ello dependerá la mejor puesta a punto de la principal herramienta de su trabajo.