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Rafa Morales: “El objetivo del División de Honor es ser mejor que hace una semana”

El Granada CF juvenil enlaza once jornadas sin conocer la derrota en División de Honor. Su técnico, Rafa Morales, considera que el secreto del equipo es hacer las cosas entendiendo por qué se hacen. Confiesa que fue eso lo que más echó en falta cuando era jugador. Ahora inculca a los suyos compromiso y, sobre todo, les incide en que el fútbol es un espectáculo. No hay mejor manera de llegar al resultado que jugando bien.

En qué momento dices de colgar las botas y dedicarte a entrenar.

Como jugador tuve la suerte de coincidir en el Imperio de Albolote con Manolo Lucena; con Carlos Ruiz, que ahora es jugador del Tenerife; con Milla, que estuvo también en el Granada… Al acabar de juvenil, como me gustaba mucho el fútbol, empiezo con el equipo sénior. Óscar Cano, actualmente director deportivo de la Cultural Leonesa, era el entrenador y me animó a que cogiese un equipo. Él fue el que me incitó a probar y compaginé ser jugador con empezar a entrenar y con mis estudios de magisterio.

¿Qué tipo de entrenador te consideras?

Después de 18 años entrenando he cambiado muchísimo. Cuando jugaba ponía mucho ímpetu en el campo. Eso también lo solicito como entrenador, pero lo que debemos valorar es el trabajo de formación desde el juvenil. Nuestra tarea en el Granada CF es sacar jugadores talentosos que puedan llegar arriba, sin abandonar que tengan buen compromiso, buenas aptitudes y que juguemos bien. Si mis juveniles no intentaran hacer un juego vistoso seguramente seria difícil que fuera gente de Granada a verlos.

¿Tienes alguna referencia como entrenador?

Tengo muchas. Tuve la suerte de formarme con lo mejor de Granada. He tenido entrenadores que me han ayudado mucho como Óscar Cano, como José Alfonso Morcillo, que fue preparador físico mío y entrenador, Luis Bonilla, Pepe Sánchez..

Te gusta el riesgo

Yo sigo pidiendo a mis jugadores que sean comprometidos y voluntariosos, pero creo que el fútbol tiene que ser un espectáculo. Yo no lo llamaría riesgo. Creo que cuando hablamos de la palabra riesgo parece que el entrenador arriesga para atacar o para ganar. Yo creo que arriesgaría más si mi equipo se encerrara y saliera al contraataque. Tengo más miedo cuando mi equipo no la tiene y se encierra atrás y está juntito que cuando la tiene y puede atacar.

¿Qué les inculcas a los chavales que tú echaste en falta en su momento?

Siempre digo que empecé a comprender el juego cuando dejé de ser jugador. Eso sí lo he echado de menos, entrenadores que me hagan comprender el juego, no hagas esto porque sí, sino el por qué lo haces y cuál va a ser el bien para el equipo en función de lo que hagas. Eso es lo que intento inculcar a mis jugadores, que no hagan las cosas porque las dice el entrenador sino porque crean que es la mejor forma de llegar al resultado.

¿Qué sientes cuando ves a un jugador que tú has tratado y al final llega a la élite?

Cuando vengo todas las mañanas a trabajar al club y veo entrar a Sergio Peña, que empezó conmigo en División de Honor, para mí es un orgullo. Y me sigue llamando míster una persona que está ya jugando en Segunda. Hay jugadores que me envían mensajes el día de mi cumpleaños como Uche. Es lo más bonito que te deja el fútbol.

¿Y cuándo un jugador tiene mucho futuro pero no llega?

Siempre digo que si no ha llegado tiene que haber razones por las no haya llegado. No podemos echarle la culpa a nadie, al final es porque alguna parte del talento, que es una palabra mucho más global, le ha faltado. Si no ha llegado es porque no tenía que llegar.

¿Cuándo vas a llegar a entrenar a un equipo sénior?

Ahora estoy cómodo en el Granada. Vivo a diez minutos del trabajo, veo todos los días a mi familia, es un club grande en donde a la cantera cada día la cuidan más, donde me siento una persona valorada y para mí eso es muy importante.

Lleváis 11 partidos consecutivos sin perder. ¿Cómo se consigue mantener la motivación del jugador?

Hemos llegado ahí sin darnos cuenta. Hemos llegado aquí porque les digo a mis jugadores que no debemos comparar nuestra trayectoria con la del resto. Nuestro objetivo es ser mejor que hace una semana, que hace dos semanas, que hace tres semanas o que hace un mes. Eso es lo que nos ha llevado ahí, el querer ser mejor nosotros cada día, casi sin querer.