Se atisbaron dos caminos. El que lleva a la enfermería o el que abre la puerta grande de las gestas. Así lo eligió por necesidad y orgullo este Granada CF ante el Atlético de Madrid. Tuvo los 45 primeros minutos del duelo para demostrarse que podía tutear a un equipo Champions. Le faltó muy poco para sumar al menos un punto. Se lo arrancó Griezmann de un cabezazo en plancha a poco del final.
El Granada CF estuvo enorme en el primer acto. Salió ileso de unos primeros instantes de duda, se asentó y empezó a llegar por el costado izquierdo con centros bordados de Héctor. Los delanteros visitantes cayeron con reiteración en la trampa del fuera de juego tejida por la zaga rojiblanca. Con Uche y Wakaso como pulmones y distribuidores hilvanaron jugadas suficientes para encontrar ventaja. Faltó muy poco, sobre todo en una contra liderada por Andreas que no lograron culminar Adrián Ramos ni Boga por poco.
El delantero colombiano tuvo otra magnífica oportunidad de marcar en la segunda mitad. Uche se la puso para empujar, pero no embocó el remate como necesitaba. Fue el momento culmen de un tramo de noche en el que se extendió sobre todo el césped una de las mejores versiones del Granada CF de todo el curso.
No obstante, la amenaza atlética seguía latente. Ya había comprobado los reflejos de Ochoa. Salió victorioso el cuadro de Simeone con un centro que envió Griezmann a gol (min. 84). Apenas quedó tiempo para la reacción local despúes de tanto esfuerzo. El añadido trajo de propina la expulsión de Wakaso. El final, sensación de que faltó justicia deportiva cuando sobró fútbol para obtenerla.
