La solidaridad del Granada no tiene premio en el Camp Nou

Un solitario gol de chilena de Rafinha, en el minuto cuatro de la segunda parte, dejó sin premio un ejercicio extraordinario de solidaridad y fe del cuadro nazarí en el Camp Nou. Los hombres de Lucas Alcaraz, generosos en la entrega y con una concentración extrema durante los 90 minutos, no lograron puntuar en uno de los estadios más difíciles del mundo, pero mostraron una magnífica sensación de equipo, de bloque, de unidad.

Alcaraz leyó el partido cual ajedrecista. El técnico granadino ubicó a Isaac Cuenca de carrilero derecho, a un incansable Gabriel Silva en el lado opuesto del tablero, y dejó a Saunier, Lombán y Vezo como centrales. Cuando el Barça lograba esquivar la presión del centro del campo rojiblanco, con Uche y Toral como comandantes, alguno de los cinco titanes aparecía para ayudar a su arquero.

El rey Messi, desde el flanco diestro del ataque culé, llevaba mucho peligro con sus centros. Pero ni Suárez ni Rakitic consiguieron rematar por centímetros los pases del argentino en los primeros 20 minutos del duelo. Todo parecía calculado al milímetro por los nazaríes, que en el arranque de partido habían disfrutado de un disparo a puerta de Uche para luego armar una contra letal en la que Gabriel se plantó solo ante Ter Stegen, pero que fue anulada por supuesto fuera de juego.

El Barcelona buscaba el hueco en la telaraña. Y Luis Suárez, en el minuto 28, creyó que lo había encontrado. Su fantástico regate a Lombán le dejaba en el mano a mano frente a Ochoa, pero un incombustible Rubén Vezo surgió de la nada para desbaratar la mejor ocasión blaugrana en la primera parte. Instantes después, el mexicano respondió con acierto a un potente chut del uruguayo desde fuera del área. El sueño granadino se fue al vestuario con su portería a cero, planificando una contra perfecta que le hiciese tocar el cielo con las manos.

El mazazo llegó nada más comenzar el segundo acto con el remate acrobático de Rafinha, tras  repeler el poste un tiro de Neymar. Sin embargo, el revés no descompuso a los de Alcaraz. El mecanismo rojiblanco siguió funcionando. La MSN intentaba ampliar la diferencia, pero se topaba siempre y en todo lugar con un gran Ochoa. Primero, realizó una parada magistral de reflejos a un potente zurdazo de Neymar. Luego, hizo gala de una precisa colocación para neutralizar un cabezazo a bocajarro de Luis Suárez. Quedaban 10 minutos y el Granada aún creía en la machada.

Boga, que había entrado por Pereira, no logró precisar el último pase en un contragolpe que pudo suponer la igualada. También se quedó Cuenca a las puertas de la gloria tras recibir en el descuento un centro de Barral, que había sustituido a Kravets, y al que Ter Stegen llegó por un palmo. El destino esta vez tampoco quiso echar una mano a un Granada que se dejó el alma para romper la maldición rojiblanca en el Camp Nou y que demostró, como dijo su técnico en la previa, que el camino será largo, pero se puede si se cree en el trabajo.

Los datos del partido