El técnico del Granada Femenino, Roberto Valverde, hace balance de la temporada. Aunque el equipo no depende de sí mismo para entrar en la fase de ascenso, se niega a tirar la toalla. Confía en el carácter de un vestuario al que considera una familia. Sólo hace falta un poco más de suerte.
Tres empates como único balance negativo de la temporada. Y lo que pesan.
Los empates con este sistema es como si perdieras. En el balance hasta ahora diría que hemos tenido un poco de mala suerte. Somos un gran equipo, pero en nuestro propio duelo con el Sevilla fallamos un penalti, encaramos tres veces a la portera… Por el contrario, el Sevilla en momentos puntuales han ido a la mínima y en lo últimos minutos han marcado.
¿Cómo se maneja un vestuario cuando el equipo al equipo no le queda margen de error?
Estoy muy orgulloso del equipo que tengo. En estos tres años que llevo con ellas he aprendido muchísimo a manejar un equipo profesional. Aunque ellas no lo sean, yo las considero, y ellas mismas actúan como tales. Es un grupo sano y profesional. Hasta el final hay esperanza y lo demuestran cada día trabajando. Van a aguantar hasta el final.
¿Cómo defines al grupo de jugadoras?
Profesionalidad. Que estas chicas no ganen más dinero y puedan vivir de esta profesión es injusto. Yo he sido profesional toda mi vida y muchas de ellas son profesionales: se cuidan, se lo toman con mucha ilusión. Además, es un grupo familiar, están unidas. El vestuario es extraordinario. Dentro del campo se nota.
Sólo podrá jugar ‘playoff’ de ascenso un equipo. El sistema de competición es una locura.
Con el tiempo esto tiene que cambiar. No puede ser que equipos grandes como Sevilla, Málaga o nosotros estemos ahí jugando en un grupo tan amplio y con equipos de mucha calidad cuando lo comparas con el nivel de otros grupos como el canario. Hay mucha diferencia entre las regiones y este sistema no es el idóneo.
Con el añadido de un calendario con muchos parones.
No es normal descansar tres semanas en Navidad, jugar, volver a descansar… Menos mal que ellas son buenas profesionales. Tienen el espíritu bien cogido y van en progresión.
Hasta que se dé la ocasión de que pinche el Sevilla, ¿el trabajo es anímico o táctico?
No quiero ni que vayan pasadas de vueltas ni que se queden cortas. Busco el equilibrio. Tenemos que hacer notar que estamos ahí y esperar que cualquiera pueda fallar. Vamos a estar ahí hasta el final.
¿Cómo surge la ocasión de entrenar al Granada Femenino?
Había entrenado en La Zubia a algún equipo femenino por curiosidad y me llamó la atención. Me ofrecieron hacerlo para el club y dije que sí. Estoy contento y orgulloso de llevarlo.
¿Has tenido que adaptar tu forma de decir las cosas?
Hombre o mujer me da igual. Es la grandeza del fútbol femenino. No es diferente. He visto diferencia en que son mucho más respetuosas, ordenadas y obedientes.
¿Qué se puede esperar de la apuesta del club por el fútbol femenino más allá de los resultados?
Una entidad como el Granada CF debe considerarlo como un equipo más. Cada día tenemos más fuerza, cada día viene más gente a ver jugar a las niñas. Las niñas que defienden los colores del Granada lo hacen igual que los del primer equipo o los del B.
Vives los partidos con intensidad. ¿Te imaginabas así como técnico cuando eras jugador?
Es difícil estar ahí porque hay cosas que no te gustan y tienes que gritar. Le pasa a cualquier entrenador. En el propio vestuario estás más en tensión cuando sabes que te pueden complicar. El estado de nervios siempre existe.
¿Cómo es el Valverde de puertas del vestuario para adentro?
Soy copia y pega de otros entrenadores que he tenido. Hablo bastante con las chicas individualmente y cuando tengo que hacerlo en colectivo, también. Siempre me gusta hablar. No siempre con mano dura. La tengo. Una de cal y otra de arena. Si hay que estar relajados, lo estamos. Cuando hay que tener tensión, la tenemos.
Tienes varias jugadoras que además son entrenadoras en los filiales. ¿Eres receptivo a cualquier idea que te transmitan?
Además de entrenador me ven como coordinador deportivo. La coordinación deportiva la llevo con ellas y aplican el modelo que quiero que tengan todos los equipos de la cantera que dependen de mí. Si me tienen que decir algo me lo dicen, pero es difícil porque normalmente el que está siempre corrigiendo soy yo.
