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Cuando muchos yo se convierten en un nosotros

Por David Tenorio

Finalizó una temporada dura y exigente, culminada con la mejor noticia para un filial: la presencia de jóvenes valores en el primer equipo. Estupiñán, Aly Mallé, Hongla, Entrena y Jean Carlos, junto con otros muchos que participaron en entrenaientos, representan un claro ejemplo de que estamos vivos, con savia nueva apretando desde atrás. El final de Liga ha remarcado la consecución del triple objetivo que nos marcamos para el Granada B: establecer contextos oportunos para fomentar el talento de nuestros jóvenes futbolistas; ser punto de apoyo del primer equipo; y competir como grupo, afianzando a la entidad en la Segunda división B.

Al igual que ocurriera en pretemporada, las lógicas modificaciones del merca­do invernal frenaron, leve­mente, el excelente final de la primera vuelta. Y digo levemente porque todo fue mucho más sencillo, facilitado por el trabajo previamente realizado en meses anteriores y por la actitud solida­ria de los que llegaron, en adaptarse, y de los que estaban, por acogerlos. Todo así, a nivel de números, finalizamos con un punto más que los obtenidos en la pri­mera parte del campeonato, mejorando la clasificación, siendo el equipo más goleador del grupo y prosperando a nivel defensivo, visible en la diferencia entre goles anotados y recibidos. Jamás perdi­mos un partido por más de un gol.

Recordaremos triunfos de prestigio como ante el Mérida, o en campos de es­pecial relevancia tales como Marbella y Villanovense. Pero lo más importante no se reduce a una simple cuantificación. Me atrevo a exponer una serie de aspectos que han definido el ADN de este grupo. Hemos sido competitivos en cada sesión de entrenamiento y partido, trabajando de principio a fin con el máximo rigor profesional. Habremos cometido infini­dad de errores, pero jamás por falta de actitud y compromiso. Configuramos un grupo, especialmente heterogéneo, que llegó a ser una familia bajo el amparo de un gran líder capaz de delegar, unidos por el respeto a un escudo y a una ciudad a la que representamos. Y alcanzamos por momentos el fin de los deportes colecti­vos: cuando muchos YO se convierten en un solo NOSOTROS.

Reconocimiento al Ju­venil, de la Cantera Nazarí, por su continua aportación a nuestro equipo. Infinitas GRACIAS a la afición por su apoyo incondicional. Especialmente, a aque­llos que se acercaron a Los Cármenes, Armilla o, incluso como visitantes, a distintos estadios de la categoría. Hay quienes tu­vimos la bendita fortuna de nacer con una pequeña franja rojiblanca horizontal impresa a perpetuidad en el corazón. Puedo certifi­carles que todos los integrantes del filial, con independencia de su procedencia, se impregnaron de nuestros valores y de­fendieron con orgullo nuestra camiseta.

El club consolida a su segundo equipo en la categoría de bronce del fútbol na­cional. Son ya cuatro temporadas desde la consecución de un ascenso histórico, con el recuerdo a quienes lo lograron. Pese a ello, la campaña venidera volve­rá a requerir de una Eterna Lucha por alcanzar los objetivos. Quienes estén aceptarán con seguridad el reto. ¡Vamos mi Granada!