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Granada CF

Carcela & Atzili: con dos cañones por banda

Bastó su primer gol en el Granada CF para conocer sus mejores cualidades. Mehdi Carcela controló con premura un balón largo, citó a su rival y fintó hacia su izquierda. Hecho el espacio y con el balón en poder de su zurda sólo tuvo que elegir el sitio por donde marcar al Real Betis. Clase, descaro y velocidad.

El Granada sobrevivió en el Benito Villamarín con un jugador menos durante casi toda la segunda parte. En los minutos finales, cuando el sobreesfuerzo castiga las piernas y el espíritu, Omer Atzili aún podía volar. Apareció por la izquierda, en una contra inesperada, y condujo la pelota hasta dentro del área contraria. Midió los tiempos, varió ligeramente su dirección y esperó que la inercia del portero en la salida hiciera el resto. Penalti. Rapidez, inteligencia y oportunismo.

Carcela y Atzili formaron la pasada jornada como titulares en los extremos. Son las alas del nuevo proyecto. Ambos pertenecen al club hasta junio de 2020. Son la apuesta para esa zona del campo en la que se empieza a decidir partidos con un regate o buen centro.

El león marroquí

El ingreso en la LaLiga es para Carcela-González el cumplimiento de un deseo de dos generaciones, la de su padre y su abuelo. Su apellido español se debe a la rama onubense de su progenitor, que emigró a Bélgica hace más de dos décadas junto a su esposa en busca de un futuro laboral mejor al que le ofrecía Huelva en aquellos años. Y en Lieja nació Mehdi, quien en el momento de elegir una selección optó por jugar con Marruecos por respeto a la nacionalidad de su madre.

 

“He jugado en Benfica, en Standard de Lieja y también en Rusia. Daré lo mejor de mí, lo haré lo mejor posible; pero estoy acostumbrado a la presión”, afirma. No en vano conoce la exigencia de su periodo de formación en Bélgica, en un club en constante búsqueda de una jerarquía perdida en Europa hace décadas. Sus pasos los imitó al principio su sobrino Joachim, que tiene 16 años y hace una temporada cambió la cantera del Standard por la del Anderlecht.

Su aventura en la Premier Liga rusa tampoco estuvo exenta de fuertes obligaciones. Jugó en el Anzhi Makhachkala, cuyo acaudalado propietario Suleiman Kerimov invirtió 88 millones en 2011 para inventar una fórmula del éxito compuesta por Roberto Carlos, Eto’o, Zhirkov, Samba, Dzsudzák, o el mismo Carcela, entre otros buenos futbolistas.

El Benfica le ofreció por fin un campeonato de primer nivel en 2015. En Portugal conquistó el doblete de Liga y Copa y obtuvo minutos de calidad en la Champions League. Una experiencia que moldea sus prestaciones, pese a que apareció en el once de manera intermitente y la mayoría de veces por el perfil izquierdo del ataque. Él prefiere actuar por el derecho, como lo hizo ante el Betis. Ahora su presente es rojiblanco: “El Granada ha creído en mí y yo tengo que devolver esa confianza. Lo tendré que demostrar en el campo y es lo que voy a hacer”.

El sueño español de Atzili

Haim Revivo fue el primer jugador israelí que pisó LaLiga. Llegó al Celta en 1996 y exploró una senda que luego han seguido otros 10 compatriotas. El último en hacerlo es Omer Atzili, quien después de tres temporadas en el Beitar Jerusalem insistió para que le dejaran pillar un billete hacia la mejor liga del mundo. Su empeño le costó algún disgusto con su presidente entonces, Eli Tabib. Pero ya había elegido. Jamás jugaría en otro equipo de Israel. Quería hacerlo en el Granada CF. En su despedida sólo encontró palabras de agradecimiento: “Cada minuto aquí en el terreno de juego ha sido la realización de un sueño”.

 

Su llegada a España ha generado mucho interés en su país. Durante los primeros días en Granada estuvo acompañado de una televisión israelí, lo que compone una buena imagen de lo que supone su fichaje tanto para su liga de origen como para él. “Me emocioné mucho. Quería firmar y terminar los trámites rápido, venir y empezar a jugar”. Ya lo ha hecho como titular en las dos últimas fechas del campeonato. Apenas ha necesitado adaptarse al ritmo de competición. Llegó rodado tras disputar con su exequipo la fase clasificatoria de la Europa League (cuatro goles en ocho partidos).

Atzili nació en Jolón en 1993, muy cerca de Tel Aviv, y encontró acomodo en las categorías inferiores del Maccabi. A los 17 años prosiguió su formación un poco más al sur, en el Hapoel Rishon leZion de la Segunda división. Sus notables actuaciones en la temporada 2012-2013 le llevaron hasta el Beitar. Los dos últimos cursos se apoderó de la banda derecha y se confirmó como una de las más firmes promesas del fútbol hebreo. Allí asistió, goleó y hasta lideró como capitán a un equipo que recobra poco a poco el buen nivel que alcanzó a finales de la década pasada.

Durante la sesión de fotos que ilustra este reportaje no dejó de sonreir. Lo hace todo el tiempo. En su caso como refugio de su timidez y porque es la manera más inteligente de salvar durante las primeras semanas la barrera del idioma. Para lo que realmente importa confía en su capacidad de trabajo. Es cuestión de constancia. De atreverse. Lo resume así: “Alguna vez lo intenté. Alguna vez fallé. No importa. Inténtalo de nuevo. Falla otra vez. Fracasa mejor”.